Durante años, el Deportivo de La Coruña fue un gigante dormido. Alejado de la gloria que alguna vez lo llevó a conquistar la Liga y a competir en la Champions League, el club gallego atravesó una de las etapas más oscuras de su historia. Descensos, crisis institucional, problemas económicos y el alejamiento de la afición pintaban un panorama casi irreversible.
En 2020, el equipo tocó fondo al caer a la tercera categoría del fútbol español por primera vez en más de cuatro décadas. Fue un golpe brutal para una afición orgullosa y apasionada. Pero hoy, cinco años después, todo parece haber cambiado.
Con la reciente confirmación del ascenso a la Segunda División, una nueva directiva al mando y un proyecto deportivo serio, el Dépor empieza a recuperar no solo terreno, sino también su identidad. El técnico Marcos Alonso, pieza clave en la reconstrucción, ha devuelto al equipo una idea clara de juego y una mentalidad competitiva.
> “Lo que vivimos nos hizo más fuertes. Hoy miramos al futuro con ilusión”, declaró el capitán Álex Bergantiños, símbolo de la resistencia blanquiazul.
Además, Riazor volvió a llenarse. Más de 25.000 aficionados se dieron cita en el último partido del campeonato, dejando claro que la llama nunca se apagó. La afición cree, y el club también.
Este renacer no garantiza éxitos inmediatos, pero marca un cambio crucial: el Deportivo ya no lucha por sobrevivir. Ahora, sueña con volver a ser.